Descrito en algún lugar como "caminante compulsivo, acostumbrado a pensar deambulando e imaginar andando"*, Francis Alÿs no sólo es un flaneur en el sentido tradicional del término, es un viajero porque no sólo pasea la ciudad, sino que recorre el mundo, en una especie de nomadismo.
Como un flaneur buscar el placer estético a través de la observación en sus caminatas errantes por alguna ciudad “en las cuales va descubriendo personajes y situaciones que llaman su atención”* en los diferentes lugares del mundo que visita, hasta en su propia ciudad puede viajar como si fuera un extraño, es extranjero pero al mismo tiempo es como si perteneciera a aquel lugar en el que se encuentra.
No obstante su obra se basa en el flaneurismo, su propio vagabundear aunado a las acciones que esto implica introducen algo estético en un momento. Al ser algo ajeno al ritmo de la vida de ese lugar, no cotidiano, lleva al flaneurismo de sólo buscar el placer estético en la ciudad a crearlo, es así que esto se puede traducir en su idea de que “La invención de un lenguaje va pareja a la invención de una ciudad”. Y asi se re-crea la ciudad Es algo que interviene, que rompe con el propio “paisaje urbano” aún cuando pueda realizar actos que pueden parecer sutiles aunque en realidad es notorio. El andar y la acción en sí son efímeras pues el instante pasa aunque quede un registro pero simultáneamente ambas pueden ser trascendentes.
Este errabundeo del artista, sin embargo, es válido para preguntar “hasta qué punto todo es fruto del azar o de la necesidad de valerse de accidentes prefabricados traducidos en fábulas para construir su propio mito”*, cuestiona Héctor Ánton Castillo en un artículo en relación a la postura de Alÿs sobre la ciudad: "La ciudad es un lugar propenso a todo tipo de encuentros fortuitos, es propicio al accidente.”** En ese sentido ubica a la Cd. de México como un paradigma de lo urbano, un territorio que se presta para experimentar y hacer uso de los accidentes y redondear su postura sobre la afirmación anterior: "La realidad socio-política en Méjico [sic] no te permite tomar demasiado en serio el papel de las artes. Lo cotidiano puede ser muy crudo. No hay espacio para la nostalgia; Méjico [sic] es puro presente. Andar por la calle implica participar en un constante reajuste de fuerzas, aceptar e integrarte en un código de conducta. Hay toda una serie de parámetros que están concentrados: el teatro social de la calle, una capacidad de resistencia a nuestro concepto europeo de modernismo y nuestro ideal de progreso..."**
**Entrevista a Francis Alÿs por David G. Torres. Barcelona, Julio 2000
*Dudando sobre el transformista Francis Alÿs. Conversión del mito Duchampiano en realidad urbano-social palpable. Héctor Antón Castillo
20 sept 2009
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